Como material de ingeniería y construcción importante y ampliamente utilizado, el acero está presente en diversos aspectos de nuestras vidas. No en vano, la fabricación de acero es muy intensiva en carbono, lo que se traduce en 1,8 toneladas métricas de emisiones de dióxido de carbono por cada tonelada de acero producida.
La industria siderúrgica, responsable de aproximadamente el 8% de las emisiones mundiales de CO₂, figura entre los tres principales productores de dióxido de carbono. Como resultado, los fabricantes de acero se enfrentan cada vez más al reto de descarbonizar sus operaciones. Los líderes del sector reconocen la necesidad de reducir su huella de carbono y proteger el medio ambiente mundial.
En respuesta a las demandas de los clientes de productos respetuosos con el carbono, los fabricantes se esfuerzan por eliminar las emisiones de carbono de sus cadenas de suministro. Además, el endurecimiento de la normativa sobre emisiones de carbono incluye la reducción de los objetivos de CO₂ y el aumento de los precios de las emisiones. Y los inversores muestran un interés creciente por la sostenibilidad.